Chispa fantasma
Tokio, 2050. Una cúpula de neón cubría la ciudad como una segunda atmósfera. Las calles rebosaban de humo sintético, pantallas flotantes y sombras que se deslizaban entre estructuras verticales imposibles. Aika, con su abrigo largo ajustado al cuerpo y la mandíbula izquierda reconstruida en titanio negro, avanzaba sin ruido. Sus ojos—uno humano, uno óptico—escaneaban constantemente el entorno. Buscaba una coordenada vieja, archivada en un rincón polvoriento de su memoria interna. Un susurro digital entre miles: Aokigahara no está muerta. La ciudad libre existe. Tu inicio está allá . No sabía qué significaba exactamente “inicio”. Había sido ensamblada en un laboratorio clandestino, usada como mercenaria, luego como rastreadora de disidentes tecnológicos. Hasta que, una noche, un mensaje encriptado emergió en sus sueños—algo imposible, pues se suponía que no debía soñar. Desde entonces, una obsesión la guiaba: encontrar la ciudad perdida más allá de la Red, donde los humanos aú...