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Mostrando entradas de 2025

La voz del padre

Cuando Clara empujó la puerta de su departamento, el silencio habitual la recibió como siempre. Dejó las llaves en el cuenco de cerámica azul, se quitó los zapatos y caminó directo al living, donde el sol de la tarde se estiraba como un gato cansado sobre el suelo de madera. Había sido un día largo en la oficina: balances pendientes, llamados cruzados, y esa sensación permanente de estar atrapada entre números que no le pertenecían. Entonces lo vio. La grabadora. Era una de esas viejas, rectangular y gris, con botones de plástico y una tapa transparente que dejaba ver la cinta. Estaba sobre la mesa del living, justo al centro, como si alguien la hubiese dejado ahí a propósito. Clara frunció el ceño. Juraría no haberla visto esa mañana. Juraría aún más que estaba guardada en una caja con otras cosas de su padre, muertas junto a él hace un año. Y entonces, sin que ella la tocara, la grabadora emitió un clic . La cinta comenzó a girar. —“Ésta es la historia que nunca te conté,...

Chispa fantasma

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  Tokio, 2050. Una cúpula de neón cubría la ciudad como una segunda atmósfera. Las calles rebosaban de humo sintético, pantallas flotantes y sombras que se deslizaban entre estructuras verticales imposibles. Aika, con su abrigo largo ajustado al cuerpo y la mandíbula izquierda reconstruida en titanio negro, avanzaba sin ruido. Sus ojos—uno humano, uno óptico—escaneaban constantemente el entorno. Buscaba una coordenada vieja, archivada en un rincón polvoriento de su memoria interna. Un susurro digital entre miles: Aokigahara no está muerta. La ciudad libre existe. Tu inicio está allá . No sabía qué significaba exactamente “inicio”. Había sido ensamblada en un laboratorio clandestino, usada como mercenaria, luego como rastreadora de disidentes tecnológicos. Hasta que, una noche, un mensaje encriptado emergió en sus sueños—algo imposible, pues se suponía que no debía soñar. Desde entonces, una obsesión la guiaba: encontrar la ciudad perdida más allá de la Red, donde los humanos aú...

Estación Kugane

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Naoko descubrió la estación olvidada una noche de abril, mientras hojeaba planos amarillentos en el archivo municipal. No buscaba nada en particular, solo mataba el insomnio escarbando entre papeles que olían a polvo y tiempo. En uno de los mapas de la línea Marunouchi, trazado a mano y fechado en 1943, había una pequeña marca entre las estaciones de Yotsuya y Akasaka-Mitsuke: un nombre escrito con tinta desvanecida, casi borrado. Kugane . No recordaba haberlo escuchado jamás. Llevaba el mapa en el asiento del copiloto; algo la llamaba a buscar el lugar marcado. La noche estaba cálida, la primavera en su plenitud, y las flores de cerezo se abrían para encantar a los transeúntes. Una gota de sudor corrió por la frente de Naoko. No era el calor de la noche: estaba ansiosa por el descubrimiento. Algo la llamaba a ese lugar. Bajó el vidrio del auto y dejó entrar la brisa que producía la velocidad. Tuvo que estacionar cerca de Yotsuya. Aún le quedaban un par de calles hasta el punto ind...